jueves, 29 de octubre de 2009

UNA CRITICA A LOS FANTOCHES, LAS PROFANAS Y EL CONVITE

LOS AMANTES DEL TEATRO Y TRES OBRAS DETRÁS DEL TELÓN…
"El pueblo es el maestro del artista"
Hugo Carrillo

Nada más bello que contemplar al Respetable Público bramando de deseo por ver la función, hundirse en la butaca y asistir con alma y todo a la ensoñación que despierta, el Teatro, así, con mayúscula. El Dios del Teatro al final no es el ego, sino ese ser palpable y único que nos ama, ese monstruo que es el pueblo, Adán y Eva que nos visita y aflige con su desdén, o que nos premia con aplausos y las pecunias solidarias que rebosan la taquilla…

¡Ah la taquilla, musa intrusa que aplasta nuestro arte! ¡Ah del estómago que traiciona al corazón!...

En el año que termina he ido a ver tres piezas de Teatro muy singulares, pirandellianas, acaso porque desvelan la dualidad personaje-actor y hacen teatro dentro del teatro poniendo al dramaturgo a hablar con voz actual. Las tres puestas rompen la lógica formal de organizar a la gente de arte y sus amantes en distintas aristas de la escena. Esta vez, en las tres puestas, se han abrazado los amantes en las telas: boca, foro, piernas y bambalinas para hacer un íntimo abrazo de artistas y de público, un connubio verdadero.

La primera, original de Carlos Solórzano, LOS FANTOCHES, así se llama. A cargo de Guillermo Ramírez y su Compañía Nacional de Teatro en la gran sala del Miguel Ángel Asturias. La puesta -aún en frío y con fallas técnicas- me fascinó y llenó de esperanza en ese proyecto de elenco nacional que ojalá un día llegue a ser incluyente y popular. El cubo escénico se llenó de fiesta y se hizo el ruedo donde público y actores se abrazaron. Una historia de piñatas sacrificadas a un Dios amargo y enfermo que se contenta con hacer añicos a sus hijos. Puedo o no estar de acuerdo con la cosmogonía o la visión teológica de Solórzano, pero siempre estaré en concierto con su ánimo poético: hacer ver el dolor y la esperanza de los seres que, esta vez, envueltos en las franelas y papeles en jirón de sus fantoches, nos llama a celebrar la vida desde la responsabilidad de ser aún ante la muerte. Un elenco de notables: Ángelo Medina, Lucy Guerra, Fernando Juárez, Herbert Ignacio, Miriam Arenas, Diego Ramírez Iriarte, y Juan Esteban Vidal. De su estreno recuerdo la asombrosa y tierna representación de Ángelo Medina, interpretando a un anciano poético y filósofo, que herido y enfermo aún tiene preguntas y dilemas, respuestas y felices invitaciones. Y si debo emitir algún lamento, diré que siento en el alma la manera en que el querido y siempre genio René Figueroa fue sacrificado a un ángulo lejano y mudo; él vino a ser el fantoche del montaje, un títere lejano entre los puentes y la seguidora. Me gustaría verla otra vez, y acaso a René más cerca de las terribles marionetas y el graderío divino donde canta el público entre palmas y jadeos…

LAS PROFANAS, dirección y dramaturgia de Luis Carlos Pineda, con la asistencia poética de Jany Campos y Marco Canale. El Teatro de Bellas Artes, el altar para esta misa gris. (Esa sala me trae a cuenta gotas sangre del alma recordando a mi tata Hugo Carrillo y aquel beso que le robé a la que me ama… Carrillo y aquel beso en la bemba rubia de la Perla … aún marcan mi vida.) La puesta de ENTRE BASTIDORES, un elenco revolucionario y fresco que anda por ahí haciendo capote. Ojalá lleguen a ser grupo y se mantengan en el amor al Teatro y a la gente. Otro encierro maravilloso donde un grupo de bellas y un varón hicieron mofa de las peripecias de las compañías de Teatro por hacerse de un óvolo financiero y poder llevar a puerto sus obras. El puerto del Teatro no es el estreno, es el cariño de la gente… el aplauso. Terrible decirlo, pero cierto, los grupos se prostituyen a la taquilla o al mecenazgo, se hacen al camino de otros y genuflexan la espina de su canto para alcanzar un lugar en las marquesinas pobres de nuestras salas, y acaso un comentario breve en los pasquines que dicen anunciarnos. En la pieza, tras fracasar en el intento de lograr la aprobación de un proyecto de apoyo teatral por parte de la cooperación externa y las oenegés, los teatreros desnudan sus almas y motivos y se lanzan a una aventura criminal, criminal entre comillas porque se animan a planear un secuestro y llevar a la picota a un falso dirigente cristiano, un pastor de esos que tras la máscara de moral esconden su ánimo de fama, poder, y de dineros. Ya lo dije una vez: hay pastores de Jesucristo, y hay pastores dejen su pisto… En la obra el evangelista de marras es llamado Efectivo Moon, y me parece que no es otro que el actor del púlpito y astro de la televisión conocido como Cash Luna. Le secuestran pues, lo someten al tormento de desvelar sus amargos secretos del pisto y de la cama, y finalmente es ejecutado por quien menos se esperaba, la actriz y personaje que más cercana se mostraba a la moral cristiana. Desde una perspectiva feminista y anticlerical, esto hace que ella se salve… No sé, en realidad no creo que un falso Mesías merezca un balazo, pero sí afirmo que la puesta merece ir por todos lados y asombrarnos aún más. Ojalá el espaldarazo de la Cooperación Española sirva para dar un impulso al vuelo de esta patojada inquieta y talentosa. La casa del actor no es la sala de Teatro, es el corazón del pueblo.

EL CONVITE POLÍTICO, el último ruedo de esta nueva moda nuestra de meter a la gente detrás del telón. La sufrí de muchos modos. Marco Canale y Paula Acevedo, y con las actuaciones de Rubén Ávila, Camilla Camerlengo, Pamela García, Margarita Kenefic, Luis Carlos Pineda y Josué Sotomayor. He estado un poco cerca de su diseño y dramaturgia. Mi dulce hermana Margarita Kénefic es parte de su elenco y del plumaje escénico que ha hecho su poética y el vuelo final de este pájaro triste, pero enamorado La pieza al final ha sido construida en tramaurdimbre por el ya instalado entre nosotros Marco, en tanto que la dirección, atinada y no sin sobresaltos, a estado cargo de Ana Paula y el propio Marco. Y de la tropa qué decir: ¡Qué elenco por Dios! La gente enorme de ANDAMIO TEATRO RARO… un rumbo nuevo de nuestra escena, siempre asombrando. Cada cosa suya es una nota más alta. Quiero anotar que este es acaso el grupo más politizado de nuestro Teatro actual, y también el más político. Es también irreverente y sabio en la búsqueda de una plástica escénica. Su diario laboratorio es una búsqueda responsable que incluye el barrunto por los metros clásicos y por el mundo de Bretch y Mayerhold, sin descartar la esotérica vivencia del abuelo Constantin. Sus obras siempre vienen cargadas de poesía y de un vínculo profundo a los poetas nuestros, a los que amaron a Dios, la casa común, y al Pueblo al mismo tiempo: Palma, Arce, Monzón ardieron en el fuego… Con el mismo rostro y con sólo mudar una tela y alguna utilería, los hitriones nos hacen ir del alma al alma… El actor es el maestro del alma en la escena, del alma… no de la máscara. EL CONVITE… viene a ser una respuesta a aquel que montara Jean Ives Peñafiel a inicios de los ochenta, y es un reclamo mestizo de la opresión del criollo, de ese que se hizo de la “patria” el dueño tras la conquista y la mal llamada independencia. El que la mantiene sumisa tras la contrarrevolución y la negociación de paz… Sí, el criollo, la gente blanca que nos dice “mi huevo es canchito” y que cree y asegura tener derecho a usurpar todos los poderes y deleites de la tierra en nombre del destino manifiesto y la superioridad racial. Pero esa historia es equivocada, la gente como tal es más grande que las razas…. De la dramaturgia debo aplaudir toda la pluma y la construcción de tiempo espacio, el manejo de tensión y conflicto, y aunque la encuentro profundamente dolorida y con un dejo sutil de desesperanza, la presencia guerrera de sus actores-personajes es todo un llamado a la reflexión y la lucha. Los muchachos del ANDAMIO nos están llamando a despotricar, a demoler altares, a robarlos como el fuego, y usarlos para decir de nuevo modo de la vieja consigna de la sangre, el anhelo de vivir con dignidad. La amada mía, encarna a RAYO DE LUNA, el papel de la agitadora, y es al final sacrificada para mantener en el himno la voz de las viejas matronas; empero su sacrifico cuenta y hace posible un canto nuevo y la reconquista de la palabra libertad… Si la patria, o mejor digo Matria, es un altar… es un altar de todos los hijos de la tierra, incluidos las bestias, las hormigas, las aguas, los verdes brotes, los fuegos que borbotan y los vientos…

¡Bravo! Alegrémonos, el público ha dejado las butacas y se ha subido al escenario… ojalá un día podamos demoler la sala, las trampas de su encierro, y por supuesto la taquilla, y podamos concedernos el milagro sencillo de llevar a la gente la savia de nuestras almas en la vieja medicina que es el Teatro… recordemos que los amantes de verdad no se cobran al amar, que este pueblo está enfermo y demanda nuestras pócimas… Hay que hacer de cada grupo una compañía que vaya por la nación haciendo poesía, o como diría Carrillo: haciéndole el amor al público…


Luis Escobedo
Guatemala, Octubre 28 de 2009

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